lunes, 23 de julio de 2007

Otros cuatro amores diferentes


Burbujas habla de una clasificación del amor de un psicólogo canadiense. Otra vez casualidad, anoche releía "Del amor" (1820, Sthendal o Henry Bayle), libro que va al grano, pues el comienza con una frase que es una declaración de intenciones. El libro es un intento de teorizar completamente en serio sobre la erotiká: las cosas del amor. Bueno, al grano, empieza así:

Del amor, capítulo 1
"Intento entender esa pasión cuyas fases sinceras son siempre bellas. Hay cuatro amores diferentes:
1 el amor pasión: el de la monja portuguesa, el de Eloísa por Abelardo, el del capitán De Vesel, el del gendarme Cento.
2. El amor placer. El que reinaba en París hacia 1970 y hala en las memorias y novelas de esta época, duclos, marmontel, madame d'Epinay...
3. el amor físico: yendo de caza, hallar una hermosa y fresca campesina.... Todo el mundo conoce esa clase de placeres; por muy árido y poco afortunado se sea de carácter, se comienza por ahí a los 16 años.
4. El amor vanidad (Francia, de donde es el autor, y por eso se explaya más, así que cierro comillas".
La inmensa mayoría de los hombre desea y tiene un a mujer de moda, como se posee un hermoso caballo. A veces participa del amor físico; a veces, ni el amor físico interviene. El caso más afortunado de estas pobres relaciones es aquel en que el placer físico va en aumento por la costumbre. Lo seguro es que desde que se produce la exaltación del alma, esos placeres son vivos y su recuerdo arrastra. Y en esta pasión lo perdido parece siempre superior a lo que puede esperar del futuro.
Y sigue divagando.

En fin, que entre la clasificación de Burbujas y la de Stendhal, hay pocas diferencias. Stendhal no cita la categoría del amor compañero, por ejemplo.

Stendhal tuvo una vida plena de amores aunque con sinsabores. Su imaginación se desbordó al leer historias de grandes pasiones. Y ahí están La Cartuja y El Rojo. Pertenece a la estirpe de los cronistas, como Sciascia, en menor medida Camillieri. Fueron a las fuentes y crearon historias a partir de ellas. Y aunque H. Bayle parezca "naif", es un racionalista como el siciliano. Ambos son muy sentimentales, aunque parezca contradictorio.

P. D. Se admiten merluzos, lapas, besugos, que para eso es una pecera. Pueden parecerse a Steve, sin problema, chicos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y al final, si nos ponemos finos, creo que existe un amor un tanto distinto por cada dìada amorosa que se conjuga en química.


Un beso!